A pesar de estas advertencias, las perspectivas a mediano y largo plazo siguen siendo positivas.

Los objetivos alcistas a corto plazo se sitúan en 117.500 dólares, y algunos analistas proyectan que un repunte podría llevar el precio hasta los 120.000 dólares. Incluso, predicciones más audaces sugieren que un objetivo de 300.000 dólares es “cada vez más probable”, basándose en patrones históricos que siguen a los movimientos del oro.