El oro continúa su impresionante ascenso, estableciendo nuevos máximos históricos y superando la barrera de los 3.700 dólares por onza. Este repunte se atribuye a la búsqueda de activos refugio por parte de los inversores ante la cautela que precede a decisiones clave de política monetaria. El metal precioso ha consolidado su estatus como el principal activo de refugio seguro, con su precio avanzando de manera constante para romper récords. La cotización por onza ha superado los 3.697 dólares y se acerca a la marca de los 3.700 dólares, impulsada por la cautela de los inversores antes de la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) en Estados Unidos. La aprensión del mercado surge de la incertidumbre sobre la próxima decisión de la Reserva Federal.
Aunque se espera un recorte de tasas, el movimiento en sí puede tener múltiples interpretaciones, lo que lleva a los inversores a cubrir sus posiciones comprando oro.
El repunte del metal no se percibe como un evento a corto plazo; algunos analistas mantienen una perspectiva muy optimista.
Goldman Sachs, por ejemplo, ha sugerido que un precio de 5.000 dólares por onza es posible, lo que indica una fuerte confianza subyacente en la propuesta de valor a largo plazo del oro. La combinación de incertidumbre macroeconómica y la anticipación de una política monetaria más laxa, que típicamente beneficia a los activos sin rendimiento como el oro, ha creado el entorno perfecto para su apreciación.
En resumenImpulsado por la demanda de los inversores de activos de refugio seguro antes de la reunión de la Fed, el oro ha alcanzado nuevos máximos históricos por encima de los 3.700 dólares la onza. Este poderoso repunte refleja la incertidumbre del mercado y está respaldado por pronósticos alcistas a largo plazo de importantes instituciones financieras.