Esta confianza se fundamenta en la esperanza de que la economía estadounidense mantenga su fortaleza y, al mismo tiempo, en la creciente convicción de que la Reserva Federal (Fed) procederá a reducir las tasas de interés en su próxima reunión del 16 y 17 de septiembre.
El optimismo del mercado fue respaldado por datos económicos recientes que, aunque mixtos, reforzaron las apuestas por una política monetaria más laxa. Por un lado, se informó que el crecimiento de los precios al consumidor en EE. UU. se aceleró en agosto, aunque en línea con las expectativas.
Por otro lado, las solicitudes iniciales de subsidio por desempleo aumentaron hasta un máximo de casi cuatro años. Esta combinación de cifras sugiere que los funcionarios de la Fed podrían estar priorizando el enfriamiento del mercado laboral por encima de una inflación persistente, lo que daría luz verde a un recorte de tasas. Este entorno de euforia en los mercados de acciones ha creado un telón de fondo positivo para otros activos, contagiando el sentimiento a otros mercados a nivel global.