Ambas referencias principales del crudo mostraron descensos.
El Brent, de referencia en Europa, cayó un 0,33 % para ubicarse en US$67,27 por barril, mientras que el WTI, de referencia en Estados Unidos, descendió un 0,36 % hasta los US$63,44. La principal causa de esta caída fue la publicación de datos de la Administración de Información Energética de EE.
UU. (EIA) que sorprendieron negativamente al mercado.
Las reservas de crudo en el país aumentaron en 3,9 millones de barriles, en contra de las expectativas de una reducción de 1 millón de barriles. De manera similar, los inventarios de gasolina también subieron en 1,5 millones de barriles, cuando se esperaba una disminución. Estos datos son interpretados como una evidencia de una desaceleración en la economía estadounidense, lo que genera preocupaciones sobre una menor demanda de energía en el mayor consumidor del mundo. Esta presión a la baja contrarrestó las ganancias acumuladas durante la semana, que habían sido impulsadas por las “crecientes preocupaciones sobre las interrupciones en el suministro en Rusia y Oriente Próximo”. La dinámica del mercado petrolero se encuentra así en una encrucijada entre los temores de una oferta restringida por la geopolítica y una demanda debilitada por el panorama económico.