Su comportamiento es un barómetro clave para los mercados globales, afectando directamente a las monedas de mercados emergentes como el peso colombiano. Los informes diarios indican que el índice DXY "se mantiene sobre los 97 puntos", un nivel que denota una fortaleza considerable de la divisa estadounidense.
Sin embargo, su movimiento intradiario es sensible a los datos macroeconómicos de Estados Unidos. Por ejemplo, se registraron caídas leves, del orden del 0,05 %, en la antesala de la publicación de datos de inflación y tras conocerse que los precios al productor cayeron un 0,1 % en agosto. A pesar de esta fortaleza puntual, el contexto más amplio del año revela una tendencia diferente. Según el análisis de Ernesto Revilla de Citigroup, en 2025 el dólar registró una caída del 6,8 % de su valor a nivel global, un fenómeno que ha favorecido a las monedas emergentes. Esta "debilidad global del dólar" es citada por Bancolombia como uno de los factores que podrían mitigar las presiones de depreciación sobre el peso colombiano. Por lo tanto, existe una dualidad en el comportamiento del dólar: una fortaleza en el corto plazo reflejada en un DXY elevado, pero una tendencia de debilitamiento a lo largo del año que ha beneficiado a otras monedas.
La dirección futura de este índice sigue siendo crucial para los flujos de capital y la estabilidad de las divisas en países como Colombia.