Esta caída afecta a las referencias Brent y West Texas Intermediate (WTI), generando un factor de presión sobre las monedas de países productores como Colombia. La principal causa detrás del descenso de los precios es la combinación de dos factores clave: “la expectativa de un nuevo aumento de producción por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+) y tras el incremento en inventarios de EE.
UU.”.
Esta percepción de sobreoferta ha llevado a caídas consecutivas en las cotizaciones. En una de las jornadas, el Brent, de referencia en Europa, cayó un 1,11 % hasta los US$66,86 por barril, mientras que el WTI, de referencia en EE. UU., descendió un 1,19 % hasta los US$63,21.
En otra sesión, las pérdidas continuaron, con el Brent cotizando en US$67,08 (-0,77 %) y el WTI en US$63,59 (-0,59 %).
Este entorno bajista para el crudo tiene implicaciones directas para la economía colombiana. De hecho, un informe de Acciones & Valores señaló que el peso colombiano “no logró sostener ganancias intradía, presionado por la caída de más del 2 % en los precios del petróleo”, lo que demuestra cómo la debilidad del crudo puede contrarrestar otros factores positivos para la moneda local.