Este sentimiento positivo, sin embargo, no se extendió a los mercados chinos.

El índice de referencia de la bolsa de Shanghái cayó un 1,25 %, el Hang Seng de Hong Kong perdió un 1,12 %, y la bolsa de Shenzhen se desplomó un 2,83 %. Las caídas en China se atribuyeron a un informe de Bloomberg que sugería que los reguladores financieros del país estaban considerando restricciones a la especulación en el mercado de valores, lo que provocó una toma de beneficios tras las fuertes ganancias de agosto. Adicionalmente, los mercados asiáticos se vieron afectados por el aumento de la rentabilidad de los bonos, con los de Japón a treinta años alcanzando máximos históricos. La región tomó señales mixtas de Wall Street, que por un lado inspiró optimismo por las ganancias de gigantes tecnológicos, pero por otro generó cautela debido a la incertidumbre sobre los aranceles comerciales de EE.

UU.