La cotización del Brent, de referencia en Europa, registró caídas que oscilaron entre el 1,11 % y el 2,23 %, ubicándose en un rango entre US$66,86 y US$67,99 por barril. De manera similar, el West Texas Intermediate (WTI), de referencia en Estados Unidos, descendió entre un 1,19 % y un 2,42 %, negociándose entre US$63,21 y US$64,62. La principal causa de esta desvalorización fue la posibilidad de que la OPEP comunique un incremento en su producción para el próximo mes, lo que se traduciría en una mayor cantidad de crudo disponible en el mercado global. Esta expectativa de aumento de la oferta generó una presión bajista que fue un factor determinante en la negociación de activos en mercados emergentes como el colombiano, donde la caída de más del 2 % en los precios del petróleo influyó en el comportamiento del peso. La tendencia a la baja se mantuvo a pesar de otros factores geopolíticos y económicos, demostrando la alta sensibilidad del mercado a las decisiones del cartel petrolero.
