La inflación en la zona euro subió hasta el 2,1 % interanual, una décima por encima del registro del mes anterior y superando el objetivo del 2 % del BCE.

Este dato provocó una reacción negativa en los mercados, con las principales plazas como Fráncfort, Milán y Londres abriendo con pérdidas.

Según el análisis de Banca March, el repunte podría responder a "un efecto base relacionado con los precios de la energía" y a ciertos repuntes inesperados en la inflación alemana.

A pesar de ello, consideraron que se trata de "presiones transitorias que no comprometen al objetivo del Banco Central Europeo".

La inflación subyacente, que excluye los componentes más volátiles y es una referencia clave para el BCE, se mantuvo estable en el 2,3 % por cuarto mes consecutivo. El componente que más subió fue el de los alimentos frescos (+5,5 %), mientras que la energía fue el único con una tasa negativa (-1,9 %), aunque moderando su caída. La reacción del mercado también se vio influenciada por las declaraciones de Isabel Schnabel, miembro del BCE, quien afirmó no ver motivos para retomar las bajadas de tipos, lo que fue interpretado como una señal de una postura menos acomodaticia por parte de la autoridad monetaria.