Estos movimientos reflejan la sensibilidad del mercado energético a las decisiones de los principales países productores, así como a los indicadores de la demanda global. Por ejemplo, la contracción de la actividad manufacturera en Estados Unidos, aunque con una leve mejora, es un dato que los inversores siguen de cerca para evaluar la salud de la mayor economía del mundo y, por ende, su consumo de energía. La fortaleza del dólar, medida por el índice DXY, también influye en los precios del crudo, ya que un dólar más fuerte tiende a encarecer las materias primas para los compradores que utilizan otras divisas.