Este comportamiento anticipa una apertura negativa y refleja la persistente aversión al riesgo entre los inversores globales.

Los contratos de futuros, que se negocian fuera del horario habitual del mercado y sirven como un termómetro del sentimiento inversor, apuntaban a una apertura bajista para Wall Street. Los futuros del S&P 500 cayeron entre un 0,1 % y un 0,5 % en las operaciones asiáticas y previas a la apertura europea, mientras que los del Dow Jones retrocedieron un 0,4 %. Este movimiento a la baja en un día sin operaciones en el mercado al contado es significativo, ya que indica que los factores de riesgo globales estaban pesando más que cualquier optimismo localizado.

Los analistas atribuyeron esta cautela a una combinación de factores.

En primer lugar, la incertidumbre generada por el desafío legal a los aranceles comerciales del presidente Donald Trump, que, aunque no los anula de inmediato, siembra dudas sobre la futura política comercial del país. En segundo lugar, las preocupaciones sobre la próxima reunión de la Reserva Federal y la posibilidad de nuevos recortes en las tasas de interés mantuvieron la confianza mayormente adversa al riesgo. Este sentimiento negativo en los futuros de EE. UU. tuvo un efecto contagio, influyendo en el comportamiento de las bolsas asiáticas y europeas y reforzando la tendencia de los inversores a buscar refugio en activos más seguros, como el oro.