Mientras algunos mercados cayeron arrastrados por la debilidad tecnológica, otros lograron avances moderados.

El panorama en Asia fue un claro reflejo de la cautela global. Por un lado, mercados como Tokio y Seúl registraron caídas del 1,24 % y 1,35 % respectivamente, arrastrados por las pérdidas del sector tecnológico en la última sesión de Wall Street.

Sin embargo, otras plazas mostraron resiliencia e incluso ganancias.

El índice Hang Seng de Hong Kong llegó a subir un 2,05 %, impulsado por los resultados de Alibaba, mientras que el Shanghai Composite también tuvo avances. En otras jornadas, la tendencia fue diferente, con el Nikkei 225 de Tokio subiendo un 0,3 % y el Kospi surcoreano avanzando un 0,9 %.

Esta divergencia se explica por una serie de factores contrapuestos. La principal fuente de incertidumbre fue la situación de los aranceles comerciales de EE. UU. y la falta de señales claras de Wall Street, que permaneció cerrado por festivo. A esto se sumaron los datos del Índice de Gerentes de Compras (PMI) de China, que ofrecieron una visión mixta de su economía: los datos oficiales mostraron una contracción mayor a la esperada en la actividad manufacturera, mientras que una encuesta privada reveló un crecimiento inesperado, aunque lento. Esta escasez de catalizadores claros mantuvo a los inversores al margen, resultando en un movimiento de rango estrecho para la mayoría de las acciones y una falta de convicción en la dirección del mercado.