Esta venta masiva regional fue una reacción directa al rendimiento inferior de los valores de alta tecnología en Estados Unidos, lo que afectó a las empresas asiáticas vinculadas a este sector.

En contraste, los mercados chinos mostraron un panorama optimista.

El índice de Shanghái ganó un 0,46 % y el Hang Seng de Hong Kong se disparó un 2,05 %. Este repunte fue impulsado por la publicación de los resultados de Alibaba y, fundamentalmente, por una encuesta privada que reveló que la actividad fabril de China se expandió en agosto a su ritmo más rápido en cinco meses. Esta señal de fortaleza económica en la segunda economía más grande del mundo generó confianza entre los inversionistas, contrarrestando las preocupaciones derivadas del desempeño de los mercados occidentales. Este comportamiento mixto subraya la compleja interacción de factores globales y regionales que actualmente moldean el sentimiento de los inversionistas en Asia.