El 26 de agosto, el sentimiento fue mayoritariamente negativo.

En Asia, los principales mercados cerraron a la baja, con Hong Kong cediendo un 1,18 % y Tokio un 0,97 %.

Las bolsas europeas también registraron caídas, lideradas por París (-1,65 %), afectada por la inestabilidad política local, ya que el primer ministro podría no superar una moción de confianza. Los futuros de Wall Street también apuntaban a una apertura en rojo, principalmente por la preocupación sobre la independencia de la Reserva Federal tras el intento de Donald Trump de despedir a la gobernadora Lisa Cook. Al día siguiente, 27 de agosto, el panorama fue más mixto.

Las bolsas asiáticas tuvieron un comportamiento dispar: Shanghái cayó un 1,76 %, mientras que Tokio repuntó un 0,3 %. En Europa, la apertura también fue mixta, con Milán perdiendo un 0,36 % y Fráncfort un 0,14 %, pero París subiendo un 0,38 %. Este comportamiento divergente y la negociación en rangos estrechos reflejan un mercado en modo de espera, con los inversores evitando grandes apuestas antes de conocer los resultados de Nvidia, considerados un termómetro clave para el sector tecnológico y el apetito por el riesgo a nivel global.