Este fortalecimiento fue producto de una combinación de factores internacionales favorables y un contexto local que generó confianza en los inversionistas.

El principal impulsor del desempeño del peso fue la debilidad global del dólar estadounidense tras las declaraciones del presidente de la Reserva Federal. La moneda colombiana se apreció un 0,4%, en línea con la tendencia positiva de otras divisas de la región, cuyo índice MSCI de monedas latinoamericanas subió un 0,9%. Durante la jornada del viernes 22 de agosto, la tasa de cambio (USDCOP) alcanzó un mínimo de $3.993, aunque cerró ligeramente por encima en $4.013. Este comportamiento fue respaldado por factores internos, como las expectativas de que el gobierno colombiano logre atraer flujos de divisas en los próximos meses. Además, se menciona que el Ministerio de Hacienda y Crédito Público utilizó parte de su liquidez, unos 18 billones de pesos, para realizar una operación de recompra de deuda tanto en pesos como en dólares, una maniobra que contribuyó a calmar los mercados y a fortalecer la percepción de estabilidad. La confluencia de un dólar globalmente débil y señales de confianza a nivel local permitió que el peso se consolidara como una de las monedas emergentes con mejor desempeño.