Esta divergencia se produjo tras la publicación de las actas de la Fed, que confirmaron la postura prudente de la mayoría de sus miembros. Al día siguiente, jueves 21 de agosto, la tendencia negativa se generalizó, con el Dow Jones y el Nasdaq perdiendo un 0,34 % cada uno, y el S&P 500 un 0,4 %. Las dudas sobre los próximos resultados trimestrales del fabricante de chips Nvidia contribuyeron a la presión sobre el sector tecnológico. Sin embargo, en las operaciones previas a la apertura del viernes, los futuros sobre los índices estadounidenses mostraban un ligero repunte del 0,25 %, sugiriendo una posible estabilización antes del crucial discurso de Powell.

Además, se conoció un dato positivo para la economía, con el índice manufacturero de S&P subiendo a 53,3 puntos en agosto, su nivel más alto en más de tres años, indicando una expansión a mayor ritmo.