La volatilidad se ha visto exacerbada por la incertidumbre macroeconómica y las liquidaciones de posiciones apalancadas.
Bitcoin cayó a sus niveles más bajos desde el 3 de agosto, un movimiento que algunos analistas describieron como una acción de precio que parece "cada vez más orquestada". Estas sospechas de manipulación surgen en un contexto de continuas ventas en Estados Unidos.
La caída provocó pánico entre los inversores minoristas, conocidos como "sardinas", y disparó la liquidación de operadores apalancados, lo que a su vez aceleró el descenso del precio. Algunos operadores, sin embargo, vieron la caída como una oportunidad de compra, especulando sobre una posible "trampa bajista".
La volatilidad del mercado de criptomonedas también se vio influenciada por factores macroeconómicos externos.
Las "incertidumbres con Jackson Hole", en referencia al simposio de banqueros centrales, elevaron el índice de miedo y contribuyeron al nerviosismo general. Los informes diarios del mercado reflejaron esta inestabilidad, con el precio de Bitcoin cotizando en torno a los 113.380 dólares con un descenso del 0,88 % en una jornada, para luego negociarse en 113.793 dólares con un alza del 0,21 % en la víspera, mostrando una rápida fluctuación tras la caída inicial.