Este sentimiento negativo se vio agravado por datos económicos locales que pintaron un panorama complejo.
Por un lado, la actividad del sector manufacturero creció en la zona euro, Francia y Alemania. Sin embargo, en el sector servicios, los resultados fueron dispares: mejoró en Francia pero empeoró en Alemania y en el conjunto de la zona euro.
Un dato particularmente preocupante provino del Reino Unido, donde la inflación de julio subió del 3,6 % al 3,8 %, un resultado superior a lo esperado que genera dudas sobre la posibilidad de futuros recortes de tasas por parte del Banco de Inglaterra.
En contraste, la inflación en la zona euro se mantuvo estable en el 2 %. La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, añadió una nota de cautela al afirmar que el acuerdo arancelario con Estados Unidos no elimina la incertidumbre existente sobre la economía de la eurozona. Además, las previsiones de ganancias corporativas para el segundo trimestre se deterioraron ligeramente, con una expectativa de crecimiento promedio del 4,6 %, por debajo del 4,8 % esperado la semana anterior.