El país entró inesperadamente en un déficit comercial después de que sus exportaciones se contrajeran un 2,6 %, la mayor caída en cuatro años. Este retroceso se atribuye a los altos aranceles comerciales impuestos por Estados Unidos y a la debilitada demanda de China, lo que provocó que el mercado japonés extendiera su caída desde los máximos históricos alcanzados recientemente.
En contraste, los mercados chinos mostraron un comportamiento más resiliente.
Las bolsas de Shanghái y Hong Kong registraron leves ganancias después de que el Banco Popular de China decidiera mantener sin cambios su tasa de interés de referencia en el 3 %, una medida ampliamente esperada por los analistas, quienes consideran que Pekín se está enfocando más en estímulos fiscales que en una flexibilización de su política monetaria. En el ámbito diplomático, se destacó un acercamiento entre China e India, con compromisos para reanudar el suministro de ciertos bienes.