El panorama de la inversión en energías renovables en Colombia presenta una dualidad marcada por los esfuerzos gubernamentales para atraer capital y los persistentes retrasos en la ejecución de proyectos que afectan a inversores internacionales. Por un lado, compañías como Hitachi Energy enfrentan aplazamientos en sus planes de inversión debido a las demoras en la puesta en marcha de proyectos de energías renovables no convencionales, especialmente los eólicos en La Guajira. Ramón Enrique Monrás Muñoz, presidente de Hitachi Energy para Colombia y Latinoamérica, señaló que "más que cancelaciones lo que hemos tenido son postergaciones", debido a la falta de condiciones para la ejecución, problemas en consultas previas, licencias ambientales y conflictos con comunidades. Esta situación ha llevado a que algunos proyectos en La Guajira fueran "desmontados y trasladados a otras regiones o países, como Perú".
Por otro lado, en un esfuerzo por dinamizar el sector, el Ministerio de Minas y Energía expidió la Resolución 40337 de 2025, que da inicio a la primera ronda de adjudicación de un mecanismo de mercado para proyectos de energías limpias. El ministro Edwin Palma Egea afirmó que esta ronda es "una apuesta estratégica por el futuro energético del país", priorizando tecnologías como la energía eólica marina para fortalecer la confiabilidad del sistema. Este mecanismo busca garantizar precios estables por 15 años para dar viabilidad financiera a nuevas tecnologías y diversificar la matriz eléctrica.
La situación evidencia una brecha entre la ambición de la política energética y los obstáculos prácticos que frenan su implementación.
En resumenEl sector de energías renovables en Colombia vive una encrucijada: mientras el Gobierno lanza nuevas resoluciones para incentivar proyectos como la energía eólica marina, grandes inversores como Hitachi Energy se ven obligados a posponer sus planes debido a retrasos regulatorios y sociales, principalmente en La Guajira.