La rentabilidad mostró una mejora aún más notable, con un beneficio neto declarado de 129,2 millones de euros, un 73 % más que el año anterior. El EBITDA ajustado también creció un 17 % hasta los 218,3 millones de euros. El CEO, Oliver Reichert, destacó que los resultados demuestran la "sólida base" de la marca y su posicionamiento para gestionar el impacto de los aranceles entre Estados Unidos y la Unión Europea mediante "una combinación de ajustes de precios, disciplina de costes y gestión de inventarios". A la luz de estas cifras, Birkenstock elevó su previsión de facturación anual a 800.000 millones de yenes (aproximadamente 4.630 millones de euros) y su pronóstico de beneficio neto a 87.000 millones de yenes.