Sin un nuevo acuerdo, los aranceles podrían dispararse, afectando cadenas de suministro globales. En este contexto, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, declaró que el gobierno podría considerar una reducción de los aranceles “recíprocos” si los balances comerciales mejoran, dejando una puerta abierta a la negociación, aunque condicionada. Esta postura se alinea con la política comercial de la administración Trump, que ha aprobado los aranceles más altos en 90 años. La situación genera preocupación en sectores directamente expuestos al comercio internacional.
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) señaló que, aunque una mayor claridad sobre los aranceles da confianza a las empresas para planificar, la realidad es que “los acuerdos alcanzados están resultando en aranceles significativamente más altos para las mercancías importadas a EE. UU. que los que teníamos hace tan solo unos meses”.
Willie Walsh, director general de la IATA, advirtió que “el daño económico de estas barreras de costos al comercio aún está por verse”, reflejando la inquietud sobre el impacto final en la demanda y la estabilidad económica global.