La tendencia de desaceleración de la inflación en Colombia se interrumpió en julio, generando una respuesta cautelosa por parte del Banco de la República. El ligero repunte del indicador, sumado a las preocupaciones sobre la situación fiscal del país, sugiere que las tasas de interés podrían permanecer altas por un periodo prolongado. El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) informó que la inflación interanual de julio se ubicó en 4,90 %, un ligero aumento frente al 4,82 % de junio. Este comportamiento fue impulsado principalmente por el alza en los precios de alimentos y bebidas no alcohólicas. En respuesta, la junta directiva del Banco de la República optó por mantener inalterada su tasa de interés de referencia, una decisión que, según analistas, refleja la creciente influencia de las preocupaciones fiscales en la política monetaria. Un informe de BNP Paribas señala que el desequilibrio fiscal podría empujar al alza la tasa de interés real neutral, obligando al banco central a mantener una postura contractiva para anclar las expectativas de inflación. Esta visión es compartida por Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, quien afirmó que “en este momento el Banco de la República tiene razones para ser prudente, una de estas, la situación fiscal del país”.
Este escenario macroeconómico tiene un impacto directo en los hogares colombianos, cuyo poder adquisitivo se ve presionado.
Un análisis basado en inteligencia artificial reveló que las familias recurren a estrategias como la caza de promociones y la reducción del consumo de proteínas para hacer rendir sus ingresos, en un contexto donde la confianza del consumidor ha caído a -12 %.
En resumenEl repunte de la inflación en julio, combinado con la presión fiscal, ha llevado al Banco de la República a adoptar una postura prudente, manteniendo las tasas de interés altas y moderando las expectativas de una pronta reactivación económica.