Esta masiva salida de capital, la mayor registrada desde 2013, se atribuye principalmente a la rebaja en la calificación crediticia del país y a la creciente incertidumbre fiscal. Según un reporte de Bloomberg, la venta neta de TES en manos de extranjeros alcanzó los -1.560 millones de dólares, una cifra sin precedentes. Este movimiento fue provocado en gran medida por la decisión de las agencias S&P y Moody's de rebajar la calificación de Colombia a finales de junio, lo que resultó en la exclusión de los bonos colombianos de varios índices mundiales de deuda. Dicha exclusión forzó a ciertos inversionistas, que por mandato solo pueden tener títulos con grado de inversión, a liquidar sus posiciones.
Adicionalmente, la intención del Gobierno de suspender el cumplimiento de la Regla Fiscal por tres años y ajustar la meta de déficit del 5,1 % al 7,1 % del PIB para 2025, como se detalló en el Marco Fiscal de Mediano Plazo, exacerbó la preocupación de los mercados. Para mitigar el impacto, el Ministerio de Hacienda intervino en julio recomprando deuda local que cotizaba por debajo de su valor nominal, una estrategia que, según el director de crédito público, Javier Cuéllar, logró reactivar el interés de los inversores institucionales y estabilizar los rendimientos de los bonos. A pesar de la salida récord, el gobierno logró mantener la deuda y estabilizar el mercado mediante estas intervenciones.