El encuentro, programado para realizarse en el complejo de golf de Trump en Turnberry, Escocia, busca alcanzar un acuerdo que evite la imposición de nuevos aranceles estadounidenses del 30 % a productos europeos, cuya entrada en vigor está prevista para el 1 de agosto. El propio presidente Trump ha moderado las expectativas, afirmando que existe "un 50 % de posibilidades o menos" de lograr un pacto. La amenaza de aranceles recíprocos ya está generando un impacto tangible en el comercio transatlántico. Los comerciantes de ambos lados del Atlántico se están anticipando a los posibles impuestos, lo que ha provocado un aumento en el ritmo de las exportaciones y la adopción de medidas para mitigar los efectos de los gravámenes. Esta situación refleja la creciente preocupación en el sector empresarial, que teme una escalada de tensiones similar a las vistas en conflictos comerciales anteriores. La visita de Trump a Escocia ha estado marcada no solo por la diplomacia, sino también por protestas en ciudades como Edimburgo y Aberdeen, donde manifestantes criticaron sus políticas. Mientras tanto, la reunión con Von der Leyen es vista como un último esfuerzo para encontrar una solución negociada y mantener la estabilidad en una de las relaciones comerciales más importantes del mundo, cuyo desenlace tendrá implicaciones directas en los mercados financieros globales y en la economía de numerosas empresas.
