Se han podido identificar con claridad las vértebras, aletas, el cráneo y los dientes del animal.
Este nivel de detalle permitirá a los científicos estudiar con una precisión sin precedentes la anatomía, los hábitos alimenticios y la evolución de estos grandes depredadores marinos, que dominaron los océanos durante más de 160 millones de años y ocupaban un nicho ecológico similar al de los delfines y tiburones actuales. El hallazgo se realizó en una zona donde anteriormente se habían encontrado otros restos de ictiosaurios, pero ninguno de esta escala.
Este descubrimiento no solo es un hito para la paleontología británica, sino que también aporta información valiosa sobre el ecosistema marino del Jurásico. La criatura, un gigante del océano prehistórico, ha sido revelada nuevamente después de millones de años, ofreciendo una ventana única al pasado de la vida en la Tierra y consolidando la importancia de la región de Rutland como un sitio clave para la investigación paleontológica.










