El segundo estudio utilizó análisis morfométricos en 3D para examinar 643 cráneos de cánidos que abarcan los últimos 50.000 años. Los resultados mostraron que los rasgos craneales distintivos de los perros, como el hocico más corto que los diferencia de los lobos, aparecieron por primera vez hace unos 10.800 años. Sorprendentemente, los perros del Holoceno temprano ya exhibían aproximadamente la mitad del rango morfológico que se observa en las razas modernas y el doble que el de sus ancestros lobos del Pleistoceno. Esto indica que una notable variación en la forma y tamaño de los perros ya existía milenios antes de que comenzaran las prácticas de cría selectiva que dieron origen a las razas que conocemos hoy. Ambos estudios confirman que la relación entre humanos y perros es profunda y antigua, y que la evolución de nuestro "mejor amigo" es mucho más compleja de lo que se pensaba.