Esta tecnología promete revolucionar las terapias médicas al aumentar su eficacia y reducir los efectos secundarios.
Estos dispositivos, descritos como cápsulas inteligentes o microrrobots, están diseñados para viajar por el sistema circulatorio hasta alcanzar su objetivo con una precisión sin precedentes.
Una de las versiones de esta tecnología utiliza imanes externos para guiar al robot a través de los vasos sanguíneos, permitiéndole llegar a áreas de difícil acceso, como regiones específicas del cerebro. Una vez en el lugar deseado, el microbot libera su carga de fármacos. El principal beneficio de este enfoque de entrega dirigida es que concentra el medicamento donde se necesita, evitando que se disperse por todo el cuerpo.
Esto es particularmente importante en tratamientos como la quimioterapia, donde los fármacos son tóxicos para las células sanas, o en terapias para enfermedades neurológicas, donde es necesario superar la barrera hematoencefálica. Al minimizar la exposición de los tejidos sanos al fármaco, se reducen drásticamente los efectos secundarios adversos para el paciente. El uso de materiales como la gelatina en algunos de estos microbots también sugiere un enfoque en la biocompatibilidad, asegurando que los dispositivos puedan operar de manera segura dentro del cuerpo humano.
Este avance representa un paso clave hacia terapias más seguras, eficientes y personalizadas.











