Un equipo científico internacional ha replicado con éxito la asombrosa capacidad de camuflaje de los pulpos utilizando bacterias modificadas genéticamente. Este avance en biología sintética abre la puerta al desarrollo de materiales inteligentes y dinámicos con aplicaciones en campos tan diversos como la defensa, la eficiencia energética y la biomedicina. El camuflaje de los pulpos se basa en unas células pigmentarias especializadas llamadas cromatóforos, que contienen una sustancia capaz de reflejar y absorber la luz para cambiar de color y textura en segundos. Inspirados por este mecanismo natural perfeccionado durante millones de años de evolución, los investigadores lograron modificar genéticamente bacterias para que sintetizaran este mismo pigmento natural.
El resultado es la creación de materiales “vivos” que pueden cambiar de color en respuesta a estímulos del entorno, imitando la habilidad del cefalópodo.
Las posibles aplicaciones de esta tecnología son revolucionarias.
En el ámbito militar, podría conducir al desarrollo de ropa y vehículos con camuflaje adaptable.
En la construcción, se podrían crear superficies que cambien de tonalidad para mejorar la eficiencia energética de los edificios. En medicina, se podrían diseñar dispositivos biomédicos que reaccionen a cambios fisiológicos.
Según los autores, este desarrollo es un paso crucial hacia la creación de materiales dinámicos y sostenibles que interactúan con el ambiente de manera similar a los organismos marinos, demostrando el inmenso potencial de fusionar la ingeniería con la biología sintética para crear soluciones innovadoras.
En resumenAl lograr que bacterias produzcan el pigmento de camuflaje del pulpo, la ciencia ha dado un paso crucial hacia la creación de materiales vivos y adaptables. Este avance en biotecnología no solo imita una de las habilidades más notables de la naturaleza, sino que también promete revolucionar múltiples industrias con tecnologías inspiradas en la evolución.