Este avance metodológico podría acelerar el descubrimiento científico en una nueva era.

El equipo utilizó un modelo de IA para analizar datos de experimentos con plasma polvoriento, un sistema complejo compuesto por gas ionizado con partículas sólidas suspendidas.

La IA identificó que algunas de las fuerzas que actuaban en el sistema no se comportaban según las teorías físicas conocidas. No solo detectó la discrepancia, sino que fue capaz de describir con más del 99 % de precisión los comportamientos de esas interacciones, formulando en esencia una nueva descripción de la física del sistema. Este logro es significativo porque demuestra que la IA puede funcionar como un motor de descubrimiento autónomo, en lugar de ser simplemente una herramienta para procesar grandes volúmenes de datos. El estudio abre la puerta a aplicar este enfoque a otros sistemas de muchos cuerpos que son notoriamente difíciles de modelar, como los fluidos complejos, los sistemas biológicos o incluso el clima. Al ofrecer una nueva metodología para la física experimental, este avance posiciona a la inteligencia artificial como un socio en la formulación de hipótesis y el descubrimiento de leyes fundamentales, lo que podría transformar la velocidad y la naturaleza de la investigación científica.