Su novedoso mecanismo de acción podría superar las defensas de las cepas más peligrosas y multirresistentes. A diferencia de los antibióticos tradicionales, que suelen atacar la pared celular bacteriana o interferir con su reproducción, este nuevo fármaco actúa de una manera completamente innovadora: desactiva los mecanismos de defensa genética que las bacterias utilizan para resistir a los medicamentos. Este enfoque permite que el antibiótico sea efectivo incluso contra cepas que han desarrollado resistencia múltiple a tratamientos de última generación, como Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (MRSA) o E. coli.
En pruebas de laboratorio, los resultados han sido descritos como "extraordinarios", logrando eliminar el 100 % de las bacterias resistentes sin causar daño a las células humanas. Este descubrimiento llega en un momento crítico, ya que la resistencia bacteriana es responsable de más de 1,2 millones de muertes al año en el mundo y amenaza con convertirse en una crisis sanitaria global.
Los científicos ya preparan los ensayos clínicos en humanos para evaluar su seguridad y eficacia. Si los resultados se confirman, este antibiótico podría convertirse en una herramienta vital contra infecciones hospitalarias graves y marcar un antes y un después en la medicina moderna.











