Sin embargo, su mayor misterio radica en su dualidad: aunque puede producir componentes celulares, no puede sobrevivir sin un huésped, del que depende para realizar muchas funciones metabólicas.

Esta característica lo sitúa en una zona intermedia entre un virus y una célula completa, desafiando las clasificaciones biológicas tradicionales.

El descubrimiento plantea interrogantes profundos sobre la definición misma de la vida. Los investigadores sugieren que este tipo de microbios podría representar una etapa evolutiva intermedia, y su estudio podría aportar pistas clave sobre cómo surgieron las primeras formas de vida en la Tierra y, quizás, cómo podrían existir en otros planetas.