Estos son significativamente más pequeños y estables que los anticuerpos humanos, lo que les permite unirse con gran precisión a las toxinas del veneno y bloquear su acción antes de que causen daño a los tejidos o al sistema nervioso. Los investigadores aislaron y modificaron estos nanocuerpos para crear una mezcla que actúa rápidamente contra múltiples tipos de veneno, incluyendo los de cobras, víboras, mambas y serpientes de cascabel.

Este desarrollo es un paso fundamental hacia un antídoto universal.

Actualmente, el tratamiento de las mordeduras de serpiente es complejo porque cada tipo de veneno requiere un suero antiofídico específico, que a menudo no está disponible en las zonas rurales o tropicales donde más se necesita. Un antídoto de amplio espectro y una sola dosis simplificaría los protocolos de tratamiento y reduciría los tiempos de respuesta.

Las pruebas preliminares en laboratorio han demostrado que la fórmula neutraliza con éxito las toxinas de 17 especies diferentes sin efectos secundarios graves. La Organización Mundial de la Salud estima que más de 100.000 personas mueren anualmente por esta causa.

Este antídoto podría reducir drásticamente esa cifra.

Los investigadores esperan iniciar ensayos clínicos en humanos en los próximos años, y el antídoto podría estar disponible antes de 2030.