Este avance biotecnológico podría ser una herramienta revolucionaria en la lucha contra enfermedades como el dengue, la malaria y el zika.

El hongo utilizado pertenece al género *Metarhizium*, conocido por su capacidad natural para infectar insectos.

Los investigadores lo modificaron genéticamente introduciendo un gen que potencia la producción de una feromona atrayente y, a su vez, acelera el proceso de infección. De esta manera, el hongo produce un olor irresistible que atrae a los mosquitos. Una vez que un insecto entra en contacto con las esporas, el hongo invade su cuerpo y lo mata en cuestión de días. Una de las ventajas más destacadas de este método es su especificidad, ya que no afecta a otras especies ni al medio ambiente. Este desarrollo representa una esperanza significativa para reducir la propagación de enfermedades transmitidas por mosquitos, que afectan a millones de personas cada año.

A diferencia de los pesticidas químicos, este enfoque biotecnológico no contamina y es menos propenso a generar resistencia en los insectos, lo que lo convierte en una solución más duradera y sostenible. Los próximos pasos de la investigación incluyen la adaptación del hongo para su uso en zonas tropicales y el estudio de su impacto a largo plazo en ecosistemas abiertos para garantizar una implementación segura y controlada.