Los investigadores observaron que los primates cambiaban frecuentemente su elección inicial en respuesta a la nueva información, demostrando un tipo de razonamiento flexible que hasta ahora se asociaba con niños humanos de aproximadamente cuatro años. Para asegurar que los resultados reflejaran un razonamiento genuino y no un simple instinto o sesgo, el equipo utilizó rigurosos controles y modelos computacionales.

Estos análisis descartaron explicaciones más sencillas, como una preferencia por la señal más reciente.

Los modelos confirmaron que la toma de decisiones de los chimpancés se alineaba con estrategias racionales de revisión de creencias. Este trabajo profundiza la comprensión de la cognición animal y desafía la visión tradicional de que la capacidad de formar y revisar creencias basadas en evidencia es exclusiva de los humanos.