Este proceso de fragmentación gradual contradice los modelos anteriores que asumían una ruptura más uniforme y repentina. Los datos muestran una falla principal que se extiende por decenas de kilómetros, con desniveles en la placa de hasta cinco kilómetros. Un detalle crucial es que ciertas partes de la placa ya no presentan actividad sísmica, lo que sugiere que esos segmentos podrían estar completamente separados de la placa original. Este hallazgo es fundamental porque demuestra que la “muerte” de una zona de subducción no es un evento único, sino un proceso prolongado que puede durar millones de años, con la formación progresiva de micro-placas. Esta nueva comprensión no solo redefine un capítulo de la tectónica global, sino que también tiene implicaciones prácticas, ya que permitirá mejorar los modelos de evaluación de riesgo sísmico en regiones geológicamente activas como el noroeste del Pacífico.