Este estudio reafirma el avanzado conocimiento astronómico de esta cultura precolombina. El Códice de Dresde, uno de los pocos libros mayas que sobrevivieron a la conquista española, contiene tablas astronómicas de gran complejidad. Los investigadores se centraron en estas tablas y las compararon con el registro histórico de eclipses compilado por la NASA. El análisis confirmó que el sistema maya no solo era preciso, sino que su capacidad de predicción iba más allá de la simple observación local. La clave de su éxito radicaba en el meticuloso seguimiento de los movimientos de la Luna a lo largo de muchos años, lo que les permitió identificar patrones y ciclos complejos. Uno de los hallazgos más sorprendentes de la investigación es que los mayas podían anticipar eclipses que no eran visibles desde su territorio en Mesoamérica. Esto sugiere que su conocimiento no se basaba únicamente en la observación directa, sino en un profundo entendimiento de la mecánica celeste y los ciclos matemáticos que rigen estos fenómenos. Este nivel de abstracción y cálculo demuestra una capacidad científica notable y consolida la reputación de los mayas como una de las civilizaciones antiguas más avanzadas en el campo de la astronomía.