Este avance podría permitir terapias más precisas y regenerativas para combatir el daño cerebral.

Estas nanoflores están compuestas por metales conductores dispuestos de manera precisa para interactuar de forma segura con el tejido neuronal.

Su función principal es estimular las células cerebrales mediante señales eléctricas controladas, mejorando así la comunicación entre las neuronas dañadas.

Este enfoque de terapia localizada permite actuar directamente sobre las áreas afectadas sin dañar las zonas sanas, lo que podría reducir significativamente los efectos secundarios asociados a los tratamientos convencionales para enfermedades como el Parkinson y el Alzheimer. El estudio, publicado por el equipo texano, revela una doble función que marca un cambio de paradigma en la medicina regenerativa: las nanoflores no solo restauran la actividad eléctrica del cerebro, sino que también promueven la liberación de proteínas protectoras que combaten la degeneración neuronal. Las pruebas iniciales en modelos animales han arrojado resultados prometedores, mostrando una mejora significativa en la movilidad y la memoria, dos de las capacidades más afectadas por estas enfermedades.

Los investigadores esperan que este hallazgo siente las bases para el desarrollo de implantes neuronales inteligentes y terapias mínimamente invasivas. Si los resultados se replican en humanos, las nanoflores metálicas podrían convertirse en una herramienta clave para frenar o incluso revertir el daño cerebral.