Su existencia solo se ha inferido por los efectos gravitacionales que ejerce sobre las galaxias. El experimento SABRE South se desarrolla en un laboratorio subterráneo para reducir al máximo la interferencia de la radiación cósmica, que podría enmascarar las débiles señales que se esperan de las partículas de materia oscura. El laboratorio está equipado con tecnología de blindaje de última generación para proteger sus detectores de altísima sensibilidad de cualquier radiación ambiental.

Este proyecto tiene un gemelo en el hemisferio norte, SABRE North, que opera en Italia.

La operación simultánea en ambos hemisferios permitirá comparar los datos y validar cualquier posible hallazgo, descartando señales locales o estacionales.

Si el proyecto SABRE logra una detección concluyente, sería uno de los descubrimientos científicos más importantes del siglo XXI, abriendo una nueva ventana para entender la composición y evolución del cosmos. “Estamos más cerca que nunca de observar directamente algo que, hasta hoy, solo existía en nuestras teorías”, afirmó uno de los líderes del experimento.