Los análisis revelaron que este ejemplar era aproximadamente un 15 % más grande y considerablemente más robusto que el primer espécimen encontrado en 2024, conocido como “Paco”.

Se estima que “Poncho” podría haber pesado unos 180 kilogramos y alcanzado una altura cercana a los tres metros.

Este descubrimiento es crucial porque desafía la idea de que estas aves, pertenecientes a la familia Phorusrhacidae, se limitaban a ecosistemas de sabana en el sur del continente. La presencia de dos grandes ejemplares en lo que hoy es Colombia sugiere que también se adaptaron exitosamente a los ambientes tropicales y húmedos que existían en el norte de Sudamérica hace millones de años. El hecho de que ambos fósiles se encontraran en la misma capa geológica abre nuevas preguntas para la ciencia: ¿“Poncho” y “Paco” representan dos especies diferentes que coexistieron, variaciones dentro de la misma especie, o un caso de dimorfismo sexual? Este hallazgo enriquece el registro paleontológico colombiano y contribuye a reconstruir la compleja historia evolutiva y de dispersión de estas fascinantes aves no voladoras.