La terapia emplea un vector viral sintético, que actúa como un vehículo para introducir genes funcionales directamente en las células ciliadas afectadas.

Este proceso reactiva su capacidad para detectar el sonido sin dañar los tejidos circundantes.

El tratamiento se administra mediante una única inyección no invasiva en el oído interno.

Según los resultados publicados, los pacientes tratados mostraron una recuperación auditiva completa en un mes. Este avance representa una esperanza real para millones de personas en el mundo que padecen pérdida auditiva, una condición que hasta ahora se consideraba en gran medida irreversible.

Los investigadores planean ahora realizar ensayos clínicos más amplios para validar la seguridad y eficacia del procedimiento, con el objetivo de obtener su aprobación global.

Este descubrimiento podría extenderse en el futuro al tratamiento de otros trastornos neurosensoriales.