Para superar este obstáculo, los científicos utilizaron enzimas derivadas del microbioma intestinal humano.

Estas enzimas fueron capaces de eliminar los antígenos del grupo A presentes en las células del riñón donado, transformándolo efectivamente en un órgano de tipo O, conocido como "donante universal" porque puede ser aceptado por pacientes de cualquier grupo sanguíneo (A, B, AB u O). El proceso fue primero verificado en un laboratorio utilizando un modelo de perfusión que simula las condiciones del cuerpo humano. Tras confirmar la conversión, el riñón modificado fue trasplantado a un paciente compatible. La operación fue un éxito, y el paciente no presentó signos de rechazo ni complicaciones graves.

Los investigadores planean ahora extender esta técnica a otros órganos, como el hígado y el corazón, y llevar a cabo ensayos clínicos a gran escala para validar su seguridad y eficacia.

De ser aprobada, esta tecnología podría transformar radicalmente la medicina de trasplantes, ampliando significativamente el número de posibles receptores para cada órgano donado y reduciendo drásticamente los tiempos de espera.