Las implicaciones de este logro son inmensas.

Podría ofrecer una solución a mujeres que han perdido su fertilidad debido a la edad, tratamientos médicos agresivos como la quimioterapia, o condiciones genéticas que les impiden producir sus propios óvulos.

En el futuro, podrían tener hijos biológicos utilizando sus propias células de la piel.

Sin embargo, los expertos subrayan que la técnica se encuentra en una fase experimental y que queda un largo camino por recorrer. Los principales desafíos son garantizar la seguridad de los posibles embriones y establecer un marco ético y legal sólido para regular esta práctica, abordando cuestiones complejas sobre identidad genética y los límites de la biotecnología.