Este descubrimiento tiene implicaciones médicas directas y significativas.

Abre la posibilidad de diseñar terapias combinadas que primero "despierten" o activen el metabolismo bacteriano para luego administrar el antibiótico, haciéndolo mucho más eficaz.

Además, los investigadores también identificaron debilidades en el sistema genético que permite a las bacterias adquirir y transmitir genes de resistencia entre ellas.

Este conocimiento podría ser aprovechado para desarrollar estrategias que bloqueen esta transferencia, frenando así la rápida expansión de la resistencia a los antibióticos. Los expertos coinciden en que, si bien no se trata de una cura definitiva, este es un paso crucial para recuperar la ventaja en la lucha contra las infecciones graves y prolongar la vida útil de los antibióticos existentes.