Un equipo de investigadores ha reescrito la historia de los depredadores marinos prehistóricos en Colombia con el hallazgo de un fósil de pliosaurio de 135 millones de años en Zapatoca, Santander. Este descubrimiento adelanta en 20 millones de años la presencia conocida de estos gigantescos reptiles en el territorio. El hallazgo consiste en una vértebra fósil recuperada en la Formación Rosa Blanca, perteneciente a un pliosáurido que dominó la cima de la cadena alimenticia durante el Cretácico temprano. Hasta ahora, los registros más antiguos de estos depredadores en Colombia provenían de Villa de Leyva, Boyacá, con una datación aproximada de 115 millones de años. Este nuevo fósil demuestra que estos superdepredadores, que se alimentaban de peces, tortugas marinas, tiburones e incluso otros reptiles marinos, ya habitaban los mares tropicales de la región mucho antes de lo que se pensaba. La investigación, liderada por Javier García Guerrero de la Uniagraria y Edwin Alberto Cadena Rueda de la Universidad del Rosario, contó con el apoyo de instituciones internacionales como el Smithsonian Tropical Research Institute y el Field Museum of Natural History. Según García Guerrero, “este hallazgo muestra que estos animales ya habitaban los ecosistemas marinos tropicales del Cretácico temprano y amplía su distribución en el norte de Gondwana”.
El estudio, titulado ‘Evidence of large pliosaurids in the Late Valanginian of Colombia’, fue aceptado para su publicación en la prestigiosa revista científica Cretaceous Research, lo que valida su relevancia global.
Este descubrimiento no solo aporta claves sobre la evolución de los pliosaurios en la transición del Jurásico al Cretácico, sino que también consolida a Zapatoca como un epicentro paleontológico de importancia mundial.
En resumenEl descubrimiento de una vértebra de pliosaurio de 135 millones de años en Zapatoca, Santander, establece un nuevo récord como el más antiguo de Colombia, adelantando en 20 millones de años la presencia conocida de estos depredadores marinos. El hallazgo, validado por la comunidad científica internacional, es crucial para comprender la evolución y distribución de la megafauna marina en el Cretácico temprano y posiciona a la región como un punto clave para la paleontología.