Colombia registró una pérdida de 113.608 hectáreas de bosque en 2024, lo que representa un alarmante aumento del 43 % en comparación con 2023, año en que se había alcanzado la cifra más baja en dos décadas. A pesar del incremento, este dato se consolida como el segundo más bajo desde que existen mediciones confiables, aunque evidencia un retroceso en los esfuerzos de conservación. El informe anual del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) reveló que la región amazónica fue la más afectada, concentrando el 68 % de la pérdida total, con un crecimiento de la deforestación del 74 % en esta zona.
Departamentos como Meta, Caquetá y Guaviare lideraron las cifras de tala. Las principales causas identificadas son la praderización con fines de acaparamiento de tierras, la ganadería extensiva no sostenible, la construcción de vías ilegales, los cultivos de uso ilícito y la minería ilegal. De manera preocupante, la deforestación también avanzó dentro de áreas protegidas como los Parques Nacionales Naturales Tinigua, La Macarena y Chiribiquete. La ministra de Ambiente, Lena Estrada Añokazi, reconoció que “los esfuerzos del Gobierno no han sido suficientes porque la deforestación persiste”. Aunque el gobierno Petro mantiene una reducción acumulada del 39 % frente a la línea base de 2021, superando la meta del Plan Nacional de Desarrollo, el repunte de 2024 subraya la fragilidad de los avances y la necesidad de reforzar las estrategias de control y los acuerdos sociales con las comunidades, como el programa "Conservar Paga".
En resumenPese a registrar la segunda cifra más baja de su historia, Colombia experimentó un rebrote de la deforestación en 2024, impulsado principalmente por la presión sobre la Amazonía. El aumento del 43 % a nivel nacional evidencia la persistencia de economías ilegales y la urgencia de fortalecer las políticas de conservación.