El ascenso meteórico de Nvidia, que en julio de 2025 alcanzó una valoración de aproximadamente 4 billones de dólares, ha reconfigurado el podio de las grandes tecnológicas, dejando atrás a Microsoft (con cerca de 3,7 billones) y a Apple (con 3,1 billones). Este crecimiento explosivo se debe a su rol central en la revolución de la inteligencia artificial, ya que la compañía ostenta un monopolio de facto en la producción de unidades de procesamiento gráfico (GPU), los chips esenciales para entrenar modelos de IA a gran escala. El impacto en el mercado ha sido contundente: la cotización de sus acciones ha crecido un 74 % desde abril y sus ingresos trimestrales alcanzaron un récord de 44,1 mil millones de dólares. La influencia de Nvidia es tal que ya representa casi el 8 % del índice S&P 500, lo que ha generado debates sobre los riesgos estructurales derivados de la alta concentración de valor en unas pocas megacorporaciones. Mientras Microsoft se mantiene cerca gracias a su dominio en IA corporativa y servicios en la nube con Azure, y Apple enfrenta desafíos para mantener el ritmo, el liderazgo de Nvidia subraya un cambio de paradigma donde el hardware especializado para IA se ha convertido en el activo más estratégico de la economía digital.
