El estudio, publicado en la revista Nature Astronomy, detalla que Ammonite pertenece a un grupo exclusivo de cuerpos celestes conocidos como “sednoides”, caracterizados por órbitas extremadamente elípticas y lejanas que no son influenciadas significativamente por la gravedad de Neptuno. La teoría del Planeta Nueve surgió para explicar por qué las órbitas de varios de estos objetos parecían estar agrupadas de manera anómala, sugiriendo la presencia de un gran cuerpo masivo que las moldea gravitacionalmente. Sin embargo, la órbita de Ammonite es sustancialmente diferente a la de los otros sednoides conocidos. Según el Dr. Yukun Huang, investigador principal del estudio, “el hecho de que la órbita actual de Ammonite no coincida con la de los otros tres sednoides reduce la probabilidad de la hipótesis del Planeta Nueve”. Las simulaciones numéricas indican que, aunque los cuatro sednoides compartían órbitas similares hace unos 4.200 millones de años, algo alteró drásticamente sus trayectorias. Una posibilidad es que un planeta masivo existiera en el pasado pero fuera expulsado del sistema solar, dejando a estos objetos en sus órbitas actuales y dispares. Este hallazgo no descarta por completo la existencia de un noveno planeta, pero sí impone nuevas y estrictas restricciones sobre su posible ubicación, sugiriendo que, de existir, debería estar mucho más lejos de lo que se pensaba.
