El informe técnico, titulado “S.O.S. El río Amazonas se aleja de Colombia”, detalla un proceso de erosión y sedimentación que ha reducido drásticamente el flujo de agua hacia el lado colombiano. Según los análisis, de los 55.900 metros cúbicos por segundo (m³/s) que pasan por el Estrecho de Nazaret, en la frontera con Perú, solo 10.900 m³/s (aproximadamente el 19,5 %) llegan a Leticia. Este desequilibrio está provocando que el canal colombiano pierda profundidad, mientras que el canal peruano se ensancha y profundiza, atrayendo la mayor parte del caudal. Las advertencias sobre este fenómeno no son nuevas; desde 1993, el Laboratorio de Estudios Hidráulicos de la misma universidad ha alertado sobre la necesidad de intervenir el cauce. En 2006, los investigadores propusieron soluciones de ingeniería como un dragado estratégico y la construcción de espolones sumergidos para redirigir el flujo, pero la falta de voluntad política y de coordinación con Perú ha impedido cualquier acción. Lilian Posada, ingeniera civil y coordinadora del estudio, calificó la situación como “una emergencia ambiental, geopolítica y cultural”, advirtiendo que, de no actuar, “Leticia tendrá un malecón frente a un caño muerto. Colombia perdería su puerta al Amazonas”. La pérdida de la conexión fluvial directa afectaría el abastecimiento de agua, la pesca, el transporte y la soberanía nacional en una región estratégica.
