Como respuesta a estas presiones y a las del sector productivo, el Gobierno decidió modificar el proyecto, excluyendo a la cerveza de la tarifa del 30 % y aplicándole una tasa reducida del 15 %. A pesar de este ajuste, se mantienen los incrementos para otros licores, cigarrillos y vapeadores, consolidándolos como una de las principales fuentes de financiación de la reforma.